Obra realizada gracias a una Beca MULTIVERSO a la Creación en Videoarte
La Fundación BBVA y el Museo de Bellas Artes de Bilbao presentan ‘Portadoras queer: el doble y la repetición’
Entre el 22 de junio y el 5 de septiembre el público podrá disfrutar en la sala 32 del Museo de Bellas Artes de Bilbao de ‘Portadoras queer: el doble y la repetición’, un proyecto de Ana Laura Aláez realizado con una Beca MULTIVERSO a la Creación en Videoarte 2018 de la Fundación BBVA. El vídeo de 15 minutos y 39 segundos de duración propone una investigación de los diferentes grados de rebeldía desde una representación de lo femenino plural, a través del concepto de repetición en imagen y en paralelo con la repetición en la música.
22 junio, 2021
Producido a lo largo de 2019 y principios de 2020, ‘Portadoras queer: el doble y la repetición’ admite diferentes clasificaciones: manifiesto, video musical, ‘performance’, diario, catálogo visual, tráiler… La obra incluye numerosas referencias a la danza, el dibujo o la escultura. La irrupción de la pandemia cambió por fuerza el guion original y obligó a Aláez a flexibilizar el proyecto y su desarrollo, probando otras posibilidades que en la edición final convierten todos los capítulos en un continuo visual de diferentes planos secuencia donde la música actúa como nexo e hilo conductor.
La videoartista afirma que nunca le han interesado las categorías: homosexualidad, bisexualidad, heterosexualidad… Considera que el conflicto es otro. Para ella, esa falta de fijación de la identidad sexual asociada con lo no binario es una circunstancia innata, no la ve excepcional. En cambio, lo considerado normativamente como “natural” sí le parece raro. Este trabajo alude a su propio concepto de “no binario”, tanto en la vida como en los propios procesos artísticos. Apela a una determinada actitud vital para que ese tránsito sea más fluido.
La parte sonora del trabajo ha correspondido al compositor alemán Daniel Holc (Hamburgo, 1974), conocido como Ascii.Disko y referente en la música electrónica y en la experimentación con diferentes bagajes sonoros contemporáneos. Para esta obra ha compuesto e interpretado la pista musical ‘Stillstand’. Según Aláez, “el 50 % de este proyecto visual se basa en un proyecto específico de música electrónica… un soporte perfecto para subrayar reiteración, abstracción, revolución y una energía anárquica”. La inclusión de música electrónica en el vídeo recupera un elemento que fue muy importante en el trabajo de la artista entre los años 2000 y 2008, pero que desde entonces ha estado ausente de sus procesos creativos.
El proceso de edición del vídeo ha servido para revisitar otros vídeos anteriores de la artista como son The darlings (1999) o Superficiality (2003). A través de la duplicidad y la repetición de acciones cotidianas (caminar, conducir una moto, deslizarse en monopatín) o más sofisticadas (coreografía ‘butoh’ y ‘performances’), ‘Portadoras queer: el doble y la repetición’ compone una acción única replicada por todas las intervinientes, que finalmente construyen una identidad femenina plural, una única persona conformada en la mente del espectador.
Una figura en perpetuo movimiento que camina con decisión, orgullosa de representar identidades de género no binarias, que no encajan en los patrones de género establecidos. Una figura que en ocasiones se derrumba y que, en su desplazamiento y caída, traslada al espectador el interrogante de su identidad de género y la incertidumbre de su condición de “rara”.
Mezcla de tradición y vanguardia
Las localizaciones en las que se desarrollan las acciones son parte esencial del video. El simbolismo de las grandes ciudades (Nueva York, Tokio, Towada City), de su ciudad natal (Bilbao) o de su actual lugar de residencia (Mallorca), procede de lugares en los que la artista había vivido o trabajado anteriormente.
En Tokio, utiliza y edita una pieza de danza ‘butoh’ de Norihito Nishi. Los temas del ‘butoh’ suelen ser sobre la identidad, la construcción del género, la orientación sexual, la ansiedad, el caos, críticas a la sociedad de posguerra, una representación de la muerte, etcétera. Movimientos erráticos que mezclan tradición y vanguardia. La edición de esta parte fue compleja, según revela la artista, por el gran valor del material. Finalmente decidió utilizar planos cortos que concentran la atención en los lentos movimientos del intérprete con los que parece dirigir –desde la distancia– a las demás ‘performers’.
La pieza permanente de Aláez, Bridge of Light, en el Towada Art Center, al norte de Japón, sirve de fondo para Sayaka Mitome, una chica con kimono tradicional, cuya rígida indumentaria se opone a la libertad de movimientos del resto de las protagonistas. La acción de caminar transcurre también en Tokio con Kurasaki Aki y Shen Ye Zhen. En Japón contactó con un pequeño grupo de mujeres que se conoce como Biker Girls y que pilotan antiguas Harley Davidson Choppers.
En una pequeña habitación en Bilbao, Amparo Badiola, que proviene de la danza, realiza un ejercicio de caerse repetidas veces. La ‘skater’ Jessica Bailey –encontrada, como en el caso de la motorista, a través de las redes sociales– transita por Nueva York en su patinete con la misma determinación que lo hacen Lola Jiblazee, Hop Nguyen y Yess Giron, que aparecen sin ningún trabajo de estilismo previo con su genuina estética personal.
Finalmente, a los 9 minutos y 36 segundos finaliza la pista musical y el vídeo cambia. La artista Magdalena Planas pinta con spray sobre una plantilla la figura invertida de un murciélago durmiendo y añade la frase “Todos los conciertos, todas las noches, todo vacío”, que es el título de la exposición que pudo verse en CA2M de Madrid y que ahora, en una versión expandida, exhibe Azkuna Zentroa de Bilbao.
Aláez resume así su trabajo: “La estructura del vídeo es una suma de desplazamientos repetidos de las protagonistas. Movimientos que, en principio, no tienen ningún propósito pero que, por su reiteración, se convierten en fundamentales. En ese desdoblamiento constante palpita el miedo a detener la trayectoria ante la perspectiva evidente de un derrumbamiento. Difícil el trayecto, fácil la caída. Va a ser necesario negociar si se desean mostrar o no, y hasta qué punto, esos desplomes”.
Ana Laura Aláez
Formada en el País Vasco en la segunda mitad de los años 80, sus primeras obras indican un proceso de asimilación de las cuestiones planteadas por la generación anterior, la denominada “Nueva Escultura Vasca”, al tiempo que introducen elementos correctores vinculados a la perspectiva de género a partir de la utilización de materiales y estrategias procesuales al margen de los considerados tradicionalmente escultóricos. Ella misma afirma que no sabe aún qué significa la palabra “escultura” y que precisamente eso, el no saber, es lo que le anima a seguir trabajando.
En 2001 fue seleccionada por la historiadora y crítica de arte Estrella de Diego para participar, junto con Javier Pérez (Bilbao, 1968), en el pabellón español de la 49 Bienal de Venecia y en 2013 recibió el premio Gure Artea del Gobierno Vasco en reconocimiento a su trayectoria artística. En la actualidad Azkuna Zentroa (Bilbao) ofrece una gran exposición monográfica titulada “Todos los conciertos, todas las noches, todo vacío”, en la que trabajos actuales de Aláez establecen diálogo con otros anteriores.
‘Portadoras queer: el doble y la repetición’ ha sido el vídeo ganador en la categoría “Music Video International Audience Award” en el International Short Film Festival de Oberhausen (Alemania) en 2021.