Piedra y cielo es una instalación audiovisual de Víctor Erice que toma como motivo el monumento dedicado al músico Aita Donostia situado en la cima del monte Agiña (Lesaka, Navarra), obra del escultor Jorge Oteiza y del arquitecto Luis Vallet de Montano. Llevado a cabo a instancias de la Sociedad de Ciencias Aranzadi e inaugurado el 20 de junio de 1959, el memorial consta de una estela funeraria creada por Oteiza y de una capilla levantada por Vallet.
Situadas frente a la cámara de video, observadas por ella día y noche, la estela-escultura y la capilla del memorial han sido sometidas en Piedra y cielo a un proceso de cinematización donde la luz, el sonido y el tiempo desempeñan un papel esencial. La visión diurna, presidida por el sol (Eguzki) desde que nace hasta que muere, establece un contraste con la nocturna. La primera ofrece imágenes donde la naturaleza convive con las huellas de la historia (la obra de los hombres: los crómlech, la estela de Oteiza deteriorada, la capilla de Vallet); la segunda intenta captar algo de la dimensión metafísica del escenario iluminado por la luna (Ilargi, es decir, la luz de los muertos). En definitiva, los elementos propios de lo que Oteiza identificó como la “cultura del cielo”.
La videoinstalación, consistente en dos proyecciones de grandes dimensiones (ancho de proyección de 8 m), bajo los nombres Espacio día (11 min 3 s) y Espacio noche (6 min 35 s), recoge el sonido de una pieza emblemática en la producción de Aita Donostia —Andante doloroso, su última composición para piano, fechada en 1954—, interpretada por uno de los mejores conocedores de su obra, el pianista Josu Okiñena (San Sebastián, 1971).
Piedra y cielo ha sido realizada gracias al Programa de Videoarte y Creación Digital, desarrollado conjuntamente entre el Museo de Bellas Artes de Bilbao y la Fundación BBVA.