Global Windshield, The Musical comienza tras el parabrisas de un coche que circula por una autopista. Las hipnóticas imágenes nos inducen a un estado narcótico donde la carretera se transfigura en tres personajes que nos guían durante el viaje. Sorteando profecías y normas, encontraremos una cueva con un mar de lava de mercurio donde nuestra misión consiste en sobrevivir y nuestra última arma es la mente. Esta sentencia nos adentrará en un nuevo espacio musical dominado por un blue cleaner (limpiacristales) que ha sido canjeado por puntos de fidelidad en el supermercado. La aplicación del limpiador hace aparecer capas de transparencia que nos permitirán ir descubriendo qué hay más allá de la imagen que tenemos en primer plano. La combinación visible de las capas nos llevará a la última parte del vídeo, un poema de amor que discurre a través de una analogía entre los bombones Baci y sus mensajes de amor y los metadatos de la fortaleza suiza de Swiss Fort Knox. Todo nos conducirá a la inesperada llegada al centro del universo.

La sobrecodificación, el encadenamiento, el delirio y el bucle convierten a Global Windshield en una abstracción digital que combina música y poesía; una historia de amor que habla de miedos y esperanzas al final de la carretera.

La obra explora el impacto de un mundo virtual e hiperreal, e invita a cuestionar nuestra relación con la cultura tecnocrática y digitalizada en el espacio híbrido que habitamos, donde nuestras vidas tangibles se desmaterializan progresivamente.