LA EXPOSICIÓN
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Laura BaigorriEn esta videocreación Javier Codesal regresa al municipio de Granada (Meta), uno de los epicentros de la guerrilla colombiana. Y lo hace dos años después del final de las conversaciones de paz para testar el antes y el después de dicho proceso. Este ensayo de ficción mezcla elementos reales de la experiencia de los campesinos -que con frecuencia se vieron atrapados entre guerrillas, paramilitares, narcos y ejército- con la interpretación que ellos mismos hacen de escenas de los evangelios que se pueden relacionar directamente con situaciones actuales y del pasado vividas por las víctimas de la violencia.
Este proyecto consta de dos vídeos de largo metraje titulados respectivamente Evangelio en Granada (Meta) y Testimonio de Frederman. Ambas piezas son independientes, pero la dimensión cambia cuando se conjugan. El proyecto se relaciona con uno anterior titulado Los pies que faltan (2010), que contenía relatos familiares de civiles afectados por minas y otros explosivos en Granada y varios pueblos y veredas del departamento del Meta, en Colombia.
Evangelio en Granada (Meta) retoma el contacto con las personas que habían participado en Los pies que faltan, vídeo que podríamos calificar de documental. Ahora se ensaya un relato que mantiene cierta distancia respecto a los géneros del documental y la ficción. La propuesta consiste en traspasar continuamente los dos terrenos, fomentando la inestabilidad genérica del videoarte y manteniendo el interés por la noción de retrato.
Mi acercamiento a los relatos evangélicos no es religioso sino cultural. Tengo en cuenta la extensión de dichos relatos en las culturas populares y el carácter ejemplar que conservan entre campesinos y desplazados aún hoy en día. Los contenidos de ciertos pasajes del Evangelio se pueden relacionar directamente con las situaciones actuales y del pasado inmediato vividas por víctimas y agentes de la violencia.
Desde mi perspectiva, el cine atesora cuatro evangelios canónicos: el de Pasolini, el de Rossellini, el que nunca lograra rodar Dreyer y Acto de primavera, de Oliveira. Evangelio en Granada (Meta) se inscribe en esta tradición de uso renovado de un texto fundamental, para así investigar las continuidades y fricciones entre pasado y actualidad. En otro sentido, la condición de resto cultural del Evangelio, en su nicho popular, crea tensión frente a la técnica de los discursos dominantes.
Elaborar la posición de la mirada y, a través de ese acto, la mirada misma, es objeto de todo arte. Yo cargo con mi propia violencia, recibida y proyectada. Busco junto a otros las imágenes de víctima y victimario que descubro en mí.
Evangelio en Granada (Meta), 122’
Testimonio de Frederman, 86’